COGIENDO
OFICIO
Petronila.
– A vos si sos ventajosa, no seas garosa, déjame alguito a mí también.
Vicky.
– Umm, pero vos si sos bien antojada, no la podes ver a una disfrutarse es pero
nada, apenas si le he pegado tres chupeteadas a este chimbombum que tengo entre
la boca, y vos ya queres es pero echarle muela, y quítame pues esas garosas
garras de encima, buitre, que no te voy es pero a dar, ¡nada, naita nada,
naitaea!
Petronila.
– Oila a esta tan grosera, alzándome la voz a mí, e ave María quien la viera
así, y de repeso montañera aprende a callar cuando tienes la boca llena, o es
que acaso, no te lo enseño muy bien el profesor Analberto, cuando te pillo
puchando con uno de estos (chimbombunes) entre la jeta en clase, y si mal no
recuerdo te puso en cuatro a repetir la tabla del ocho, no sé cuántas veces,
pero eso si quedaste pipiola en eso de recitarla.
Vicky.
– Sí, lo único malo es que para poderme acordar, y hacerlo con confianza
siempre me toca arrodillármele al que me la pregunta.
Petronila.
– ¡Que va!, eso es puro vicio que cogiste, porque a vos siempre te ha gustado
eso, así como pelarle el culo a cualquier aparecido que te restriegue sus
juguetes en la cara.
Vicky.
– ¡Hay sí que hablas mierda Petronila!
Petronila.
– ¿Yo?, ¿mierda?, ¡ja!, no me hagas reír, sino acordate cuando conociste al
Parmenido, no fue sino que te mostrara las llaves del carro, y vos ya estabas
trepada en él, como vil perra gasolinera, te fuiste con la cabeza por fuera de
la ventana, para que te diera el viento en la cara, y vaya una a saber si él
otro por las tapas.
Vicky.
– Oíste esta tan atrevida, deja la
cizaña pendeja, y mejor conseguite alguno que te quiera hacer el favor de
sacarte a pasear, para que se te abra la entendedera, y de una vez que se te
despejen las ideas, además deja de inventar que ese día que me fui con Parme,
solo dimos una vuelta, y tomamos malteada de leche con caspiroletas.
Petronila.
– Y ¿Qué más querías?
Vicky.
– No sé, una siempre espera más, yo sé
que a la primera no entra uno bien en confianza siempre, pero quien sabe, no
todos los días lo invitan a uno a comer salchichón con cuca.
Petronila.
– Y a vos con lo que te gusta ¡el salchichón!
Vicky.
– Hay sí, con todo sabe rico.
Petronila.
– Pues prefiero la salchicha, a mí eso tan grande no me cabe en la boca; aunque
¿vos no dijiste primero que habías era tomado malteada con caspiroletas?
Vicky.
– Hay sí, pero después se me olvido
contarte que paramos en una tienda, porque Parme estaba hambriao, y pues a
caballo regalado…
Petronila.
– ¿Le echaste la muela, no?, ¡garosa!, que tan golosa que eres, de vos uno no
se puede descuidar, porque si deja uno un huevo mal parqueado, te lo vas es
pero zampando, ¿no?
Vicky.
– Ha vos sabes que boca llena, corazón
contento.
Petronila.
– Con razón vos la mantienes siempre llena.
Vicky.
– Ji, ji, ji, ¡Sí!
Petronila.
– Y decime ¿cuál es el secreto para no ponerse una como una vaca hostler de
tanto rumiar?
Vicky.
– Pues ¿adivina?
Petronila.
– No me digas que te metes el dedo a cada rato, para vomitar.
Vicky.
– No gas, puerca, o ¿acaso tengo cara de
prepago anoréxica?
Petronila.
– Pues de anoréxica, no, pero de prepago, no sé.
Vicky.
– ¡Usshh!, ¿Cómo así?
Petronila.
– Pues perdóname, pero yo soy una mujer decente, y no conozco a ninguna prepago
para decirte.
Vicky.
– ¡Ja!, quien la oyera, ni que nunca
hubieras visto noticias.
Petronila.
– Pues la verda, la verda, no; porque mi abuelita dice que si quiero ver
miserias, me vaya para un centro comercial en bus mochilero, y después me pare
en un semáforo a vender dulces, para ver si cojo oficio.
Vicky.
– Ha ya, bueno, así pues ni modo, pero
tiene razón tu abuela, ahí no ve uno sino cosas malas y malucas.
Petronila.
– ¿En el noticiero o en el tour por la ciudad?
Vicky.
– En juntos los dos.
Petronila.
– ¿Sabes qué?, mejor cojamos oficio, y acompáñame a donarle a alguien que la
necesite toda esta ropa que ya no uso y
que tengo aquí en esta maleta.
Vicky.
– Con gusto amiga, pero acompáñame
primero a mi casa que yo también quiero colaborar a la causa con unas tangas
brasileras, y unos hilos dentales que ya no me pongo.
Petronila.
– ¡Vos siempre tan caritativa!
FIN.
Pd1.
Disfrutar quiere decir también: no acumular por acumular.
Pd2.
¿Será que alguien le hizo también la obra de carida, a Petronila?
Pd3.
Como dicen por ahí, “todo tiesto tiene su arepa”, así que no pierdan la
esperanza, para que se le haga el milagrito.
Pd4.
Y pues lo que no sirva que no estorbe, y lo que no se usa, que no se
desperdicie, dar es darlo que uno no necesita, y lo que necesita también o algo
así.
Att.
J.R.C.S.